Pipo Sánchez

La conmemoración así lo indica.
Van asomando las primeras luces de un nuevo ” Viernes Santo” y los “sonidos del silencio” marcan la diferencia con el resto de los días del calendario.
Poca música, escasos motores, y hasta ladridos pausados caracterizan la mañana donde gran parte del Pueblo Creyente? recuerda la ” crucifixión” de Jesús.


La “culpa” es uno de los sentimientos que se hace protagónico en esta jornada y llega invitada por los responsables de la formación religiosa que se encargaron de grabar en el imaginario colectivo la implicancia de todas y todos los creyentes en el asesinato del hijo del carpintero. Esto a pedido de la familia “Pilatos” que tanto ayer como hoy intenta lavarse las manos.
Para suavizar la situación se propone ” que no se coma carne” como medida de penitencia por haber sido partícipes de aquel calvario.


De lo que casi no se habla hoy es de los motivos por los cuales un tipo que militaba la solidaridad, la común unión, y “sanaba enfermos” fue ejecutado por el poder de turno.
Quedan para ” otras lecturas evangélicas ” los pasajes donde aquel “profeta” con descendencia “zelote” le gritaba a los “encargados de atar pesadas cargas a su pueblo ” RAZA DE VÍBORAS.
O cuando a los más ricos les advertía sobre la imposibilidad de ingreso al REINO DE DIOS, o cuando les advertía a los “tibios” sobre la ira de su Padre.


No conviene en esta conmemoración recordar esos pasajes de la vida del Nazareno porque hacerlo nos llevaría inmediatamente en ” hacer carne ” aquel hecho histórico. Implicaría pensar en los miles de Jesús que hoy mismo están siendo crucificados en manos de los familiares directos de aquellos seguidores del imperio. A muchos los llevaría a darse cuenta de que como ayer hoy gritan frente a un despedido que agoniza junto a su familia “¡¡ CRUXIFICALO, CRUXIFICALO!!!”

A otros los sumiría en la vergüenza al sentirse identificados con aquellos que miraban indiferentes el sufrimiento de los jubilados de aquellos tiempos” que acompañaban de rodillas la muerte de Jesús.
Sería entonces la oportunidad de que la culpa surja por sentirse discípulo contemporáneo de Pilatos y no encarnar en nuestros días el mensaje de aquel que fue asesinado por militar un mundo justo, solidario y en paz.


Darnos cuenta que diariamente ” NOS LAVAMOS LAS MANOS” ante numerosas situaciones que requieren del compromiso y la acción colectiva.

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